Llevo más de un tiempo corriendo
detrás de la sombra de aquel recuerdo que empiezo escribiendo con M de melancolía.
Llevo más de un tiempo resistiéndome
a creer que verdaderamente tengo que aceptar que aunque te siga tocando, hay
algo que ya no está. Que el tiempo corre y la vida con él y un día te
encuentras en una estación desconocida echando de menos el equipaje que dejaste
olvidado por la prisa que tenías en crecer.
Y entonces, te sientes
inmigrante en un cuerpo que se ve desnudo sin todo aquello que perdiste por el
camino. Parece que no te reconoces y anhelas aquellos paseos en los que jugabas
a dar pasos de gigante para que tu sombra no corriese delante de ti. Pero
cuando te das cuenta de que te exigen vivir sin importar pisar tu sombra, ahí te
encuentras, cogiendo trenes de regreso hacia el país de Nunca Jamás por raíles
que desaparecían conforme viajabas hacia tu juventud.
Sin embargo, a pesar del tiempo, la vida y las arrugas, sabrás que no cesará
el deseo de encontrar trenes que tengan como ultima parada el símbolo de
aquellos años de felicidad eterna.
Sheila.