domingo, 7 de diciembre de 2014

La lluvia que se equivocó de cielo.


Resulta difícil en muchas ocasiones entender los duros latigazos que nos puede dar la vida. Y nos invade la cabeza el ansia de encontrar respuesta al “por qué”, debido al dolor producido de alguna honda herida, o que peor… la ausencia de algo que tuvimos, y ya no está.

Y de verdad que me resulta difícil entender la repugnante avaricia de los que tienen y quieren más, los malos tratos, los límites u obligaciones autoritarios o la superioridad de unos sobre los otros. Pero te prometo que todo esto no existe en mi mundo cuando mi mente cae en la cabezonería de intentar entender la tristeza que se ha abrazado a tu cuerpo. No se explicar lo que pasa por mi mente cuando veo salir de tus ojos una gota de tu lluvia, pero me volvería un genio obcecado por una invención, que aunque realmente utópica, hiciese volver esa lluvia a su verdadero cielo y no al tuyo.

Sin embargo, siento no ser un genio, siento no poder devolverte la ausencia de lo que aun oyes, pero si quieres nos fundimos los tres en un abrazo: tú, yo y tu tristeza; y quizás en vez de cuatro lágrimas, solo se te escapen dos. Si quieres puedes contar conmigo para llover juntos, atormentándonos y olvidando la realidad mediática que hacen parecer importante, y damos importancia a lo importante como que tu corazón, de repente un poco más viejo a tu joven edad, puede caer sobre el mío siempre que necesite soltar las cuerdas.


Sheila.

lunes, 27 de octubre de 2014

Carta a una desconocida III






No me olvide de esa ausencia constante. Sigue aquí. Aunque no voy a engañarte de que aquella noche revivió aquel sentimiento vago, encharcándome las paredes del estómago con agua helada de una forma más bien bestia. Como cuando algo te impacta y el gesto de tu cara cambia. Como cuando abres la puerta y es tu deseo. Como cuando tragas saliva y los brazos parece que se te paralizan y te vuelves un ser débil e inservible entre tanto movimiento a tu alrededor. 

Y me volví sorda, deje de escuchar a la que tenía al lado, parecía que en esa reunión de alcohol y gente, todos se habían puesto de acuerdo por un momento en retirarse a la vez de lo que mis ojos alcanzaban a ver, mostrándote al final de ese pasillo tan insignificativo para los demás. 

Y ahí estabas.
Ahí estaba yo; y las palabras que me hablaban desde otra boca volaban enredándose en mi pelo, olvidándose de llegar a mi oído. Asentir a esas palabras fue un mecanismo de repetición del cual no me hacía cargo yo, sino el verte allí al fondo, y note de repente desaparecer. 

Créeme, que desaparecí. Desaparecí justo cuando tu visión y la mia impactaron en aquel espacio tan vacío de intereses tontos e inútiles comparados con el mio. Deje de existir entre la multitud y el ruido cuando, mirando ese impacto, mis manos se desintegraban en minúsculas partículas que se volvían en milésimas de segundo invisibles. Y eso fui, partículas invisibles. Mis pies se separaron poco a poco del suelo con delicadeza y nadie a mi alrededor se dio cuenta, ni siquiera tus penetrantes ojos.

Y alguien soplo.
Y en forma de ácaro me convertí,
colándome en las costuras de tu ropa.
Y desde entonces, nadie sabe que ha sido de mi,
y de verdad,
que pena que no sepas que desde aquella noche,
llevas siempre encima un trozo de algo que existió antes de verte,
aunque verdaderamente no exista,
ser ausente.


Sheila.

domingo, 12 de octubre de 2014

Por si se apagan las luces de esta función.


 "Sin la muerte, la vida seria una tragedia."
 



Miro el cielo y puedo decirte como he visto pasar aviones, cometas atados a la ilusión de apenas cinco años de edad e incluso he visto cuerpos dormidos ascendiendo porque llegaron con aquellas arrugas de la vivencia a su fin o cuerpos que pensaban que quizás su paz no estaba aquí abajo sobre la tierra y adelantaron su viaje. Y pasa que huyen y no vuelven, se van con aquellas horas que vemos correr en este mismo instante en nuestro minutero.

Se van. 

No tocaran mas nuestras lágrimas con el pañuelo de la resinación del por qué a ti siendo tantos en este mundo, y se olvidan de aquel rato en el sofá después de comer, ni te repetirán aquellas palabras tan insignificantes que después son tan estremecedoras, no estarán más a tu lado, por muy crudo o real que te parezca. No te harán reír para que expulses esa vida que ellos o ellas han dejado de tener, no te arroparan, no te tocaran la mano cuando cambias las marchas del coche, no te sacaran a bailar al salón un domingo por la mañana en pijama y lo más triste, es que después sabrás que no echaste de menos tanto aquellas arrugas o aquellas manías, hasta que les dices adiós, ese siempre.

Por eso permíteme que me abstenga de momento de decirte adiós hasta el día que tu mano me lleve hacia aquel frio escalofriante de esa mujer eterna, y dime hasta pronto o hasta luego. Porque no entendemos, ignorantes, la importancia de decir un solo adiós en esta vida. Ese adiós que es para siempre, porque es eterno.

Mientras tanto vida, quítame este nudo del estomago y déjame disfrutar de las personas perecederas que me das, déjame decir en el bar que nos echamos la penúltima, dejame equivocarme y rectificar, oblígame a pensarme las cosas una vez por que hay tantas cosas que debemos hacer una vez en la vida, tantos disfraces que ponernos, tantos cambios de visión, tantos errores quedan por probar... que aun así, te querré igual sabiendo que me abandorás cualquier día.
Porque vida solo hay una, y por eso, te quiero.



Sheila.



sábado, 23 de agosto de 2014

Te voy a llamar Agosto.





Cuando el reloj marque el fin,
guardare ciertas cosas debajo de la cama de este caluroso Agosto.
Le pondre un candado,
y se quedaran entre el polvo de lo que paso por mi mente cada noche
y lo que podria haber sido de este verano que nos viene diciendo adios.

Tal vez,
en algun momento de esa vida lejana a todo esto,
me arrepentire de aquellas dudas tan pesadas que me brindada este mes,
por culpa del rutinario Septiembre.

Y cuando ya no pueda más de ese otoño, 
cuando la luz empiece a desaparecer,
yo  mirare debajo de la cama como un niño asustado a altas horas de la madrugada.
Y aparecerá una luz en forma de recuerdo a la que bajare,

asegurándome que nadie me vea,
y jugaremos clandestinamente como si a la nobleza le hubiera dado por bajar de su trono el colchón para encontrarse con un recuerdo proletario, que buscara reavivar la memoria de aquel mes...por el que te voy a llamar Agosto.



Sheila.

miércoles, 9 de julio de 2014

Carta desconocida II.


Y como siguió mi vida después de verle pasar, supongo que ella siguió con la suya. Sin embargo, seguro que estaría ausente de este entrelazado de intestinos que se labraba en mi interior, porque nunca me vio, y quizás si me hubiese visto, seguiría igual.
Pero yo, fiel como un perro viejo a su dueño, llegaba puntual a aquella cita imaginaria, con mi vestido de nervios movimiendose como lazo en un ventilador, mirando aquel libro que me salvaba de la excusa solitaria. Aquel libro era mi único cómplice y compañero en esas tardes que esperaba verte pasar.

Las siete de la tarde; como siempre el sol me da en la cara. Con un tremendo suspiro agacho la cabeza y miro como aquellos zapatos, que eran únicos, marcan el paso que se cuela por mis oídos. Mis manos comienzan a resbalarse de aquel libro y me apoyo en mi rodilla para sostener esta vergüenza.
Y así pasan los días, viendo como te alejas desinteresada con todo lo que hay en tu alrededor y con la sencillez por bandera sin saber ni siquiera que llevas una cuerda atada a tu tobillo izquierdo en la cual arrastras mi mente, desde yo me veo en aquel banco sentada, ausente... viéndote pasar.

Y así pasando los días...
siendo el capitán cobarde de este barco, donde mi mayor tesoro han sido lograr dos miradas que cada vez se distorsionan más con mi imaginación y es por eso que en ocasiones me asomo a la proa, por si a tu mirada le da por darme fuerzas a naufragar y llenar este baúl.


Pero como ya te he dicho,
soy un capitán cobarde
al cual cuando te ve pasar sabe que se avecina tormenta
y me permito la mayor idiotez del mundo
que es la de poner los pies en la tierra.



sheila.

domingo, 29 de junio de 2014

Y aun así.





Estando como estamos,
rodeamos de injusticias
donde los deseos siguen siendo eso,
meros deseos,
donde llegar a tenerlos en nuestras manos
se ha convertido en una utopía,
ocurre que...

Aún con los pies hundidos en el barro
del peso que conlleva esta falta de motivación
y el exceso de corrupción
tanto físico como emocional,
aun así...

Con las prisas que nos martirizan de nuestros generadores
por ser algo en esta vida
llevando las manos atadas por los de arriba,
donde el reloj corre,
donde crecemos,
envejecemos,
y a la vez,
nos inmovilizan,
ocurre que...
apareces tu.

Sin ser consciente de haber abierto la veda
de los deseos alcanzables como su boca,
donde la única utopía es poder quedarme a vivir en su aliento.
Tú, donde la motivación nace de un hilo invisible
que ato tu corazón al mío,
y el exceso de corrupción no se da arriba,
sino abajo.

Y aun así,no es consciente de que a veces ocurre
que me inmovilice en tu cuello
¡y que lujo envejecer en un sitio así!,
Que lujo poder vivir tantas corrupciones e injusticias,
y que entre ellas aparezcas tú,
y pueda contar contigo.


                                                                                                                                                                Sheila.






 

martes, 6 de mayo de 2014

Ex combatiente de guerras ilógicas.



Este guerrero lleva unas cuantas guerras perdidas,
y guarda las huellas de todas ellas
en cada borde de su corazón,
endureciéndolo.

Este guerrero ha dejado de creer en guerra ilógicas,
y mucho más en ganadores y perdedores.
Llega a casa y se desploma en el sofá
quitándose las armaduras,
y llora.
Esta cansado de que le hablen de héroes inexistentes
que siempre acababan tejiéndole con alambres el corazón.

Este guerrero ya no deja que taladren sobre sus escudos,
los cuales están oxidados de tanta lluvia caída
y sale a la calle cubierto de agua,
para que no le quemen.
Nadie sabe que le paso tras tantas guerras
donde jugaban los misiles de los sentimientos,
la nostalgia, la decepción
o la ilusión.

Pero después de perder tantas,
decidió parar,
retirarse,
porque se dio cuenta que las guerras son para luchar,
y él cometió el gran error de luchar por los sentimientos,
pero después de tanto,
supo que por los sentimientos no hay que luchar,
porque son ellos,
quienes tendrían que luchar por ti.





Sheila.

viernes, 11 de abril de 2014

Sano amor.







Hemos llegado a un punto donde hemos perdido el norte.
Habéis aplastado la palabra libertad  por la palabra amor, las hemos separado de las manos que las unía. 
Os habéis olvidado de que el amor no existe fuera de vosotros, sino en nosotros mismos y siempre, para amaros, necesitáis de alguien que este fuera de vuestro cuerpo.

Cada vez perdemos más el norte creyendo que somos dueños de las emociones de los demás. Deberían darnos clase para explicarnos que el deseo no es lo mismo que el amor, ni que la libertad no está por debajo de nada. Cada vez abusamos más del querer, ese verbo que perdió su fin entre estas nuevas costumbres. Hemos olvidado lo que era el sano amor.

Dan ganas de salir corriendo.

Amar es dar libertad a la vez que tu vuelas a su lado sin tener que cogerle de la mano,el amor es abrazar a la libertad con los brazos del respeto. Mi amor no sabe de sumisiones, ni del olvido de las amistades, no sabe de alianzas, ni bodas, no conoce cadenas ni permisos. Mi amor se aleja de aquella toxicidad que se está creando en esta sociedad. El sabe caminar sin ti y no se va a morir si te vas  porque tu, yo y todos vosotros hemos existidos sin los demás.


Tú,
que vendes tu amor propio sin tapujos,
ni condiciones y a lo loco,
déjame decirte que siempre vas a tener un plan B:
Quererte más que nadie, tu amor verdadero.


Corazón, te amare cuando sienta que te quieres, porque es lo mejor que puedo sentir.






Sheila.

viernes, 28 de marzo de 2014

Carta a una desconocida.



Tengo la costumbre de apenas hablar,siempre me lo suelen decir. Es más, creo que apenas nadie conoce más allá de este rostro serio, sentado, con mirada perdida a la que a muchos les transmite indiferencia.
La verdad es que no tengo la necesidad de comunicarme. Muchas tardes de mi vida las empleo sola, pensarán que soy solitaria, pero yo no lo considero así. Me llena ver como las personas hacen su vida,como pasan y se van. Verles y no hablar.

Todo comenzó en una de esas tardes libres en la que empleo mi tiempo en estar sentada en un banco del parque, simulando que espero a alguien.Tenia la sensación de que ya conocía la vida de las personas que siempre, a la misma hora y con la misma dirección, pasaban frente a mi banco. Conocía al empresario que venía de comprar el periódico, a la madre coraje que recogía después de trabajar a sus hijos, a la viejecita tan solitaria como yo, que se sentaba en el banco de al lado como si estuviera esperando a su día especial, al vagabundo que siempre rogaba dinero... me gustaban sus vidas. No es que me guste pasar desapercibida, pero lo que más me atraía de ellos es que no esperaban que abriese la boca para nada.

Pero esa tarde, hubo algo fuero de la cotidianidad de mis días. Esa rutina que me entretenía aquellas tardes, se empezó a romper cuando la vi pasar. Todas esas vidas lineales que pasaban de largo, dejaron de llenarme la mente, por culpa de esa mirada tímida que parecía que no miraba a los arboles por miedo a que le preguntasen. Agarraba su cuaderno como un niño a su madre el primer día del colegio. Me hipnotizo tanto su forma de pasar ante mí, que lo que para ella duro dos segundos, para mi fueron horas en ese banco. Ella tenía pinta de ser la persona más sencilla del mundo, pero la que compondrá cualquier corazón.

Es curioso, porque desde entonces, cada vez que estoy en mi banco, tengo ganas de hablarle. Yo, aquella chica muda, se volvería la persona mas parlante del mundo durante esos dos segundo que pasaba frente a mí, para decirle todo lo que le llevo contando en este cuaderno.


Porque aún no has venido, 
pero ya te conozco.
Te deje mi mirada perdida,
mis pocas ganas de hablar
y la indiferencia ante mí,
como si tu fueses mi reflejo en otra persona,
y yo una copia más de todos aquellos
que se mueren por derrocharte palabras.
Y entonces, supe que me había enamorado de tu silencio.




                                                                                                                                                         Sheila




miércoles, 19 de marzo de 2014

Arrugas en el corazón.



Supongo que si te digo que me siento mayor a tu lado,
querrás saber por qué.
Seguro que sería un buen ejemplo
en un libro de autoayuda.

Es tan sencillo como que te veo a mi lado joven,
te miro y cuando sonríes,
suena a ilusión por un juguete.
Te retuerces en las sabanas pidiendo ayuda
como un niño a su madre
llegas a ser tan tierna en ese momento,
que se me para el corazón como a un anciano
en la hora de su muerte.

Sufro alzhéimer cuando escucho a ese ángel,
que apoyado en mi hombro,
me previene sobre el camino donde ando vagando,
pero me apoyo en mi otro hombro para avanzar,
para que me empuje ese diablo,
que me recuerda el ahora.

Estoy vieja, anciana,
tengo arrugas en la cara de sonreír.
Es tan sencillo el saber por qué me siento así,
porque según como vaya pasando el tiempo,
tu crecerás como una flor en primavera,
vivirás, huiras de todo esto,
evolucionarás,
seras infiel a tus viejas costumbres,
y a mí....

Y el corazón se me parara
en el momento exacto en el que lo hagas.
Mi corazón estará viejo de recordarte,
como están otros,
por imaginarse el tuyo joven,
intransigente al tiempo.





                                                                                                                                             Sheila.

martes, 25 de febrero de 2014

Remiendos en el corazón.



Lo que me gusta de ti,
no eres tu.

Lo que me gusta de ti,
son aquellas paredes que se derrumban
cada vez que tu te desplomas en mi cama,
apareciendo en medio de un paraíso perdido,
sin ruidos,
donde las gaviotas salen de la habitación,
y un olor a mar se cuela entre las sabanas
y tus labios tienen sabor a sal,
trayendome el verano, en pleno invierno.

Lo que me gusta de ti,
es lo que no ves, ni ven.
Es tu aire colandose por mi nariz,
tus palabras dormida que nadie escucha,
pero que yo,
tengo la suerte de verlas salir de tu boca.

Lo que me gusta de ti,
soy yo (contigo),
despertando la esperanza
de que entre tanto pajar,
encontré una aguja
dispuesta a hacerme remiendos en el corazón.


Sheila.



lunes, 10 de febrero de 2014

Jinete de emociones.





Se mancharon mis paredes con el rojo atardecer 
de esa tarde que caía derramándose del horizonte lejano.
No puedo describir ese olor desconocido.
Es como el olor de cuando algo nace,
olor a vida.
No se respiraba alquitrán, ni humo,
No se respiraba prisas, ni agitaciones.
Aire libre de intoxicaciones.

Aquella mujer me pedía que me quedase un poco más con ella,
que me olvidase de los interrogantes que me presentaba el mundo que había tras la puerta,
Me acogía en sus brazos,
me estrujaba sobre sus pechos.
Siempre repetía:
“Aquí estarás bien, 
no abriré más la puerta cuando llamen las decepciones,
ni cuando venga aquel arquero que te hizo tanto mal.
No pasaran aquellas sombras que delataban el arma blanca 
que muchas personas escondían tras la espalda.
Yo no te dejare jamás.”
Recuerdo angustiada tanto sus palabras.

La quería por su tranquilidad momentánea,
pero esa tranquilidad venia sola,
como estaba yo en ese momento…

...porque esa mujer era la Soledad.

Conviví con ella un tiempo,
hasta que decidí tomarme unas vacaciones
montándome en este tiovivo,
lleno de subidas y bajadas,
tan decorado de tragos amargos,
dulces, rojos, negros...
Rodeada de tanta gente que grita asustada
y tanta otra que se divierte de los altibajos de ese caballo
que es tan tenaz y ciego
diriguido como la maquinaria de cualquier otra atracción
por alguien que desde algún sitio,
hizo que nos cruzasemos en nuestro destino.
Rodeada de emociones a cada instante,
mire donde mire.

Me atreví a subir,
a vivir sin esa mujer por un tiempo
hasta que apareciese de nuevo el vértigo aquel,
tan amigo de esa mujer cálida "Soledad" ,
que te espera con un abrazo
cuando estés dispuesta a bajar mareada,
por la embriaguez que produce el hecho de ser jinetes
en el tiovivo de emociones.




Sheila.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Imagina que.




Vamos a jugar por última vez.

Imagina que salen de nuevo del hormiguero
y se meten por debajo de tus sabanas,
cosquilleando desde el pulgar de tu pie
hasta un poco más arriba de tu nuca
y remueven tus ideas,
solo por una noche,
cosquilleando tus deseos
y dándole a tu cabeza una dosis de inquietud.


Imagina que soy de piedra esta vez,
que no hay dolor,
ni amor,
nada
y utilízame física y mentalmente,
a tu capricho.


Imagina que abres los ojos,
y me ves.
Que mueves tu mano,
y me tocas.
Que despiertas,
y me escuchas nombrarte en sueños.
Que respiras,
y me hueles.
Que me besas,
y me sientes de verdad,
que me tienes en esos cinco sentidos que poseemos.


Imagina que te imagino.
Imagina que por un momento no tenemos que hacerlo
y en un simple pestañeo,
me habre perdido de nuevo.



Click.

(Despierta)

Fue un sueño,tranquila.




Sheila.

martes, 21 de enero de 2014

A veces.



Quisiera que entendieras
que a veces me olvido de mi cabeza,
y me da por viajar sobre curvas peligrosas,
por pararme en precipicios donde me detengo a divertirme,
donde espero,
haciéndome sitio en un rincón de tu cuello.
Y me olvido.

A veces me olvido de aquella angustia
que produce tu cara buscando testimonios adecuados,
como si de un crimen se tratase
el hecho de matarnos de vez en cuando.
Intentando huir del vértigo y la incertidumbre
de no saber escoger entre las distintas mareas,
ansiando el mar en calma,
escapando del mareo de las dudas en los ojos,
que en muchas noches cobardes
me hicieron saltar al mar buscando salida
sin salvavidas.

A veces decido olvidarme de todo,
y convierto mi corazón en un Maquiavelo
mandando si escrúpulos,
todo a la soledad,
a descansar de aquellas voces que me dicen:
¡Para!.

A veces,sobre las líneas paralelas de mi mente,
nacen perpendiculares
que rompen la rutina,
y a veces me saturo del desorden rutinario
de esta `no rutina´,
a la que tanto nos hemos acostumbrado.

De repente rompo esa rutina a cachos,
y  un minuto después,
me encuentro juntando los trozos
por ese: `que sera de mi´.

Sin embargo,
a veces,
y solo a veces,
en alguna noche tonta,
he rozado la felicidad,
y recuerdo aquel dicho de que ningún mar en calma,
hizo experto al marinero.



Sheila.

sábado, 4 de enero de 2014

Suma y sigue.







Por mucho que quieras empeñar a tu cabeza en que sí,
no.

Mires donde mires,
pusieron señales para que nos diésemos cuenta,
que tú, tan ciega,
perdías la vida esperando.

El reloj avanzando,
dejando atrás
horas...
minutos...
y segundos,
sin esperarte.
La canción empezando,
hasta que termina
y no suena para ti eternamente.
La luna no te espera a que le pidas otro rato
en aquellas madrugadas.

Y tú,tan incrédula,
creyendo que las agujas se desplomaran,
que esa canción será una constante en tu vida
y su banda sonora,
y que la luna,
me esperara en aquellas noches
que desearías que no acabasen en día.

Ni la vida te espera,
ni tu cuerpo queda permanente con el tiempo, ni los años.


Suma y sigue.


El frío de la noche,
se lo llevara el calor del día,
el reloj podrá pararse por las pilas,
pero esta incertidumbre de que el tiempo corre,
seguirá.

Nada ni nadie te espera.
Todo llega,
al igual que todo pasa,
por muy triste o bonito que,
crudamente,
te parezca.



Sheila.