martes, 21 de enero de 2014

A veces.



Quisiera que entendieras
que a veces me olvido de mi cabeza,
y me da por viajar sobre curvas peligrosas,
por pararme en precipicios donde me detengo a divertirme,
donde espero,
haciéndome sitio en un rincón de tu cuello.
Y me olvido.

A veces me olvido de aquella angustia
que produce tu cara buscando testimonios adecuados,
como si de un crimen se tratase
el hecho de matarnos de vez en cuando.
Intentando huir del vértigo y la incertidumbre
de no saber escoger entre las distintas mareas,
ansiando el mar en calma,
escapando del mareo de las dudas en los ojos,
que en muchas noches cobardes
me hicieron saltar al mar buscando salida
sin salvavidas.

A veces decido olvidarme de todo,
y convierto mi corazón en un Maquiavelo
mandando si escrúpulos,
todo a la soledad,
a descansar de aquellas voces que me dicen:
¡Para!.

A veces,sobre las líneas paralelas de mi mente,
nacen perpendiculares
que rompen la rutina,
y a veces me saturo del desorden rutinario
de esta `no rutina´,
a la que tanto nos hemos acostumbrado.

De repente rompo esa rutina a cachos,
y  un minuto después,
me encuentro juntando los trozos
por ese: `que sera de mi´.

Sin embargo,
a veces,
y solo a veces,
en alguna noche tonta,
he rozado la felicidad,
y recuerdo aquel dicho de que ningún mar en calma,
hizo experto al marinero.



Sheila.

sábado, 4 de enero de 2014

Suma y sigue.







Por mucho que quieras empeñar a tu cabeza en que sí,
no.

Mires donde mires,
pusieron señales para que nos diésemos cuenta,
que tú, tan ciega,
perdías la vida esperando.

El reloj avanzando,
dejando atrás
horas...
minutos...
y segundos,
sin esperarte.
La canción empezando,
hasta que termina
y no suena para ti eternamente.
La luna no te espera a que le pidas otro rato
en aquellas madrugadas.

Y tú,tan incrédula,
creyendo que las agujas se desplomaran,
que esa canción será una constante en tu vida
y su banda sonora,
y que la luna,
me esperara en aquellas noches
que desearías que no acabasen en día.

Ni la vida te espera,
ni tu cuerpo queda permanente con el tiempo, ni los años.


Suma y sigue.


El frío de la noche,
se lo llevara el calor del día,
el reloj podrá pararse por las pilas,
pero esta incertidumbre de que el tiempo corre,
seguirá.

Nada ni nadie te espera.
Todo llega,
al igual que todo pasa,
por muy triste o bonito que,
crudamente,
te parezca.



Sheila.