lunes, 27 de febrero de 2017

Esta noche.

He perdido la fe cuando estaba en la cima de la montaña,
cuando miraba a atrás y nada pensé que podría vencerme.

Hoy, justo cuando todo lo tenia en mis manos,
veo el precipicio entre los huecos de mis dedos
y siento que mis pasos no me aseguran un lugar.

Por que cuando más te quería,
cuando más feliz estaba,
cuando más era contigo...
tu bailas sola.

Y yo me aparto, 
te dejo espacio... dejo que crezcas con tus miedos,
¿por que quien soy yo para guiarte el camino?

Hoy tengo un motivo por el que escribir 
después de mucho tiempo 
y que pena que hasta parece que se me ha olvidado como hacerlo.

Esta noche me siento mas sola que nunca,
esta noche es imposible.

martes, 21 de febrero de 2017

Microsilencios.

Camino por este sendero olisqueando el rastro como un perro perdido que anda buscando su casa. Todos queremos sentirnos como en casa. Pero cada vez que creo tener las manos llenas de agua solo veo que rebosan de barro y me pongo a ensuciar las cortinas de mi casa, esas malditas cortinas que me recuerdan a unas alas libres que se mueven con el viento. Me recuerdan a las hondas delirantes del moverse por que sí, sin rumbo, a la nada.

Por un todo que se apodera de mi cuerpo, se ha hecho difícil poder dejarle un hueco a la nada para que me abrace. Nada era todo sin ocupar lugar, vertiginosa en el tiempo, acariciando a la vida. Nos llenan las manos de todo y nos vemos condenados a la ansiedad de querer tener más, y entonces, todo y nada se pelean.

Solo queda asumir o luchar, solo queda ser esclavo de uno mismo.
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ACTO 1.
Cuando te vi por primera vez solo era un pequeño gusano de seda que guardaba calor entre cuatro paredes y observaba tu vuelo tras el otro lado del agujero que me daba la vida.

ACTO 2.
Cuando por fin alce el vuelo, tu ya te habías cansado del mundo exterior, y supe que era demasiado tarde, porque tu libertad se había enganchado en mis alas.