Puede que no te llene a simple vista.
No me parezco a aquellas modelos de las revistas,
ni tengo un cuerpo diez, ni soy la hija perfecta,
ni soy una amiga que te come a besos a todas horas.
Suelo pasar desapercibida,
mientras que las bonitas sonrisas y fachadas
me hacen sombra a mi rostro perdido.
Con el tiempo me acostumbre.
Y pocos son lo que comprenden estas cosas.
Miro aquello en lo que poca gente se fija,
veo lo que nadie suele ver,
y retrocedo,
porque me da pena y rabia.
Me agobia que solo llevemos lupa para las fachadas,
que no se vea mas allá de lo reluciente, o lo aburrido.
Da pena el hecho de no conocernos con esmero y detenimiento,
a traguitos pequeños,
poco a poco darnos trocitos de nosotros mismos,
y así,
dejar en la retaguardia las sorpresas escondidas.
La parte dura es lo que nos excusa de quedarnos ahí, solos.
Hablo de nuestra corteza, la cual nos protege de las enfermedades (dolor),
pero una vez dentro, es todo mas fácil.
Va circulando como un rayo por cada arteria del cuerpo.
Pero ahí esta el problema, atravesarla.
Por eso recuerdo que algunas veces en mi vida me han llamado "poca sangre".
Pero porque prefiero comerte con los ojos,
poco a poco,
beberte traguito a traguito.
Algún día aparecerá un rayo de luz que quite esa sombra,
y podrás verme clara,
pero que sepas que yo ya te conoceré,
porque te he observado mil veces sin que te des cuenta,
sin notarlo,
me habre enamorado tantas veces de cada gesto inconsciente que haces
que solo tendremos que dar el paso de conocernos por fin.
Sheila.