martes, 29 de septiembre de 2015

Inconfesiones.



Permíteme que comparta contigo una noche. Una noche que jamás sucederá.
Permíteme ser el amante de la fidelidad por esta noche y abrir la caja de los deseos por cumplir en mi próxima vida. Caminare sigilosa y descalza por el pasillo de la conciencia hasta llegar a aquel lugar pagano, donde los poros de mi piel noten el calor y el frio de conocer al diablo y a Dios en un mismo instante.


Donde por una noche,
deje que el calor me susurre al oído,
todo aquello que de puertas para dentro,
siempre he deseado escuchar de tu boca.


Sheila.

martes, 15 de septiembre de 2015

Yo también.


Yo se como ella sufre.
Lo sé, porque yo también lo he vivido.

Yo me enamore perdidamente de algo que ahora sé que no era para mi, pero en su momento lo fue.
Yo le amaba, aunque no me atrevería a decir como nunca he amado a nadie, pero sé que jamas lo he vuelto a sentir. Fue mi primer amor, un primer amor que era mio, aunque no lo fuese.

Abrazaba su cuerpo, aunque en aquella habitación solo hubiese ausencia. Me sonreía y, para mi, ese día no se acababa el sol, no existían apagones, aunque supiese que en ese mismo instante, ella estuviese regalando su luz a otro cielo que no era el mio. Aun así, después de maldecirla, le seguía amando. Conté mis pasos de su casa a la mía y aún los guardo en aquel cuaderno, aunque ya cruzo su puerta sin darme cuenta. No dormía por verla dormir, y cuando ella no dormía, me robaba los sueños a mi. Contaba las caricias que se le escapaban sin ser consciente y a modo de jeroglífico las apuntaba en un papel, porque ella no estaba destinada a leerlo de una forma distinta a como yo lo iba a entender.

Le amé en silencio. En las más amargas noches del no poder y en los días mas brillantes de su sonrisa. Aprendí con el tiempo, que la mejor y única curva que podría manejar de ella iba a ser siempre su sonrisa, su boca. Entonces, luché porque de la mía no saliese un terrible y tembloroso "te amo" en algún aspaviento de emociones al verla reír. Y así fue como mi amor se quedo enfocado en su boca. Así fue como yo rozaba su curva más preciosa, sin que ella se diese cuenta. Le veía feliz, y yo... me había enamorado desde que la vi de su sonrisa. Fue un poco mía, sin ser.

Es por esto,
por lo que no tendré la suficiente valentía de decirte algún día, que yo también. Porque me da miedo que me quieras como yo he querido. Por que no he vuelto a sentir aquello que había deseado que alguien, alguna vez en mi vida, lo sintiese por mi. Pero ahora te veo en mi piel y me das miedo, porque te quiero tanto que jamás soportaría ser aquellos ojos inconscientes del amor que con quince años me hicieron tanto daño. No puedo ser el papel central, porque siempre he sido un actor secundario que observaba detrás del director.



Creyendo escapar del guión yo cierro los ojos pensando que no me ves, que lo que toco no eres tu. Creyendo que eres el aire que no sufre, que solo roza y acaricia, libre del daño que todo ser humano puede llegar hacer a tu bella naturaleza.



Sheila.