sábado, 25 de mayo de 2013

Paraísos perdidos.


 


Hace tiempo que no me salen rosas por la boca.
Hace tiempo que deje esa tarea al cuaderno y a la cama.

Me pierdo en mis poemas raros; en estas paginas amarillentas 
que cubren estas noches frías donde me imagino paraísos perdidos,
 en los cuales no existe nada de lo que ahora mismo me rodea.

Pocos entendéis de esta liberación.

Las cuatro paredes de mi habitación se han abierto,
han desaparecido y hace frio.
Lo hacen para dejar paso a la imaginación.
¿ Cual es tu paraíso perdido?

Ven conmigo,vamos a volar.
Vamos a ver esta ciudad por encima de los tejados,
vamos a espiar para ver como la gente se esta queriendo,
como duermen y se abrazan.
Vamos a morirnos de esta maravillosa envidia.
Seamos ángeles por encima de todo.
Sin movernos.

Como yo ahora,
que vuelo sin moverme,
buscando ese paraíso perdido que quizás esta a miles de kilómetros,
o quizás en mi propia cama.
¿Quien sabe?


Quien sabe si esos paraísos existen por si solos...
                                                                                         ...o los formamos con nuestras ganas.



No tengo ni oro ni plata, 
pero puedo formar paraísos perdidos.
Sin necesidad de oro ni plata. 
Cierra los ojos, que alla voy.


                                                                       
                                                                                                  Sheila



martes, 7 de mayo de 2013

Naturaleza.



Empezando por arriba, los bosques más hermosos eran tu pelo, donde me perdía con ese olor a naturaleza, con ese a amor. Un poquito más abajo me adentraba en esos dos soles que me abrasaban por las mañanas con el reflejo de esos ojos color café, tan preciosos que me hacían cerrar los míos de sentimiento. Después venia lo dulce, una corriente de agua fresca que no me enfriaba por mucho que probara esos labios, acababa ardiendo, me acababa abrasando y entonces seguía el camino por esa carretera que recorría ese cuello que solía oler a noche de abrazos y besos, a mi saliva junto la tuya. Luego estaban esas curvas preciosas que me daban tanto miedo, pero a las que me pegaba como un Ferrari, las que agarraba con tanta fuerza que al seguir el camino recto me encarrilaba a besos hacia tus piernas a tanta velocidad que muchas veces adelantamos a la luz. Hacíamos una naturaleza preciosa, nacían manantiales donde antes había llamas, recuerdo que durante muchos meses vivimos a base de nuestra luz natural.


Sin embargo el tiempo suele estar loco y una ráfaga de viento fuerte vino a visitarnos. Se llevo ese olor de tu pelo lejos de aquí, se lo llevo a la libertad. Y Ahora solo existe un sol y el único café que veo es en una amarga taza de propaganda. Y ahora no existe agua caliente que me haga calentar y ese miedo a las curvas, subidas y bajadas se ha vuelto mi rutina, pero no la de tu cuerpo, sino la de mi vida.

Sheila.