jueves, 27 de junio de 2013

Poema sin luz.





Siempre le he visto un punto erótico a la hora de la siesta. Justo en ese momento donde la persiana esta bajada y se cuela la luz por esas las pequeñas líneas. Esa luz que ahora mismo no me importaría que te calentara las piernas con los pequeños rayos de sol, mientras yo observaría cada reflejo en tu piel como un niño cuando se queda embobado viendo una burbuja en el aire.

Estoy borracha de melancolía y por eso escribo, porque escribiendo digo más de lo que hablo y pienso menos que de puertas para fuera. Así que déjame que te cuente que en este estado de embriaguez me encanta bajar las persianas para poder ver todo de una forma tenue y no asustarme. Como todo en mi vida, ni demasiado brillante, ni demasiado oscuro, pero con la suficiente luz que ayuda a ver las cosas justo en el punto medio que regala distintos prismas. Como esos rayos de luz que se cuelan en este mismo instante por mi ventana alumbrando esas piernas imaginarias.

Lija y terciopelo o como siempre entre el brillo y la oscuridad, pero aprovecha que están las persianas bajadas, para poder regalarte un bonito cumplido sabiendo que te dibujaría en cada poro de la piel un rayito de luz aunque de la puerta para fuera vuelva la incertidumbre y la nubosidad de este pensamiento tenue.


Sheila.


 


1 comentario:

  1. Imposible no admirar tu manera de ver la vida, de describirla en tus palabras y que tan generosamente compartes en este espacio

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