Existen trenes de ida y de huida. Ella, huyó durante un tiempo de su cuerpo, de su ser. Pero se topó con su reflejo y con los ojos encharcados, buscó como pudo el destino de aquel billete y llegó a tiempo para ver como en aquel papel, de repente, se reflejaba su nombre, donde antes no ponía nada.
Sheila.
Me encanta, pues una y otra vez, no sólo consigues ponerme la carne de gallina, sorprenderme y regalarme el hecho de sentirme bailarina de uno de los bailes de sentimientos más mágicos que he visto, si no que además sigues llegando justo ahí donde residen las heridas, despertandolas y curandonosla de un golpe.
ResponderEliminarSimplemente gracias por escribir y jamás dejar de sentir cada palabra que plasmas