miércoles, 10 de junio de 2015

Reencuentro.


El pitido repetitivo de la puerta de aquel tren le despertó y tras varios pestañeos, se la encontró frente a frente. Sintió como se inclinó hacia delante, le acaricio su rodilla y entonces supo que había llegado su reencuentro.

Existen trenes de ida y de huida. Ella, huyó durante un tiempo de su cuerpo, de su ser. Pero se topó con su reflejo y con los ojos encharcados, buscó como pudo el destino de aquel billete y llegó a tiempo para ver como en aquel papel, de repente, se reflejaba su nombre, donde antes no ponía nada.

Sheila.

1 comentario:

  1. Me encanta, pues una y otra vez, no sólo consigues ponerme la carne de gallina, sorprenderme y regalarme el hecho de sentirme bailarina de uno de los bailes de sentimientos más mágicos que he visto, si no que además sigues llegando justo ahí donde residen las heridas, despertandolas y curandonosla de un golpe.

    Simplemente gracias por escribir y jamás dejar de sentir cada palabra que plasmas

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