martes, 31 de mayo de 2016

Fábula de un Domingo sin Luna.


Ella era la Luna y yo el Sol; eramos el día y la noche. Sabíamos que nada nos unía, porque cuando yo salia, tu huías y así día tras día. Ay amor, hemos sido a los ojos de toda esta gente algo desunido, pero cuando yo tenia que irme, descansaba en tu oscuridad y yo te daba calor tras tus noches frías en vela. Hemos dado vida a algo que ahora ni siquiera podemos tocar.
Aún recuerdo cuando llegabas por las mañanas con esa cara pura y blanquecina, te conformabas con una cuna y te mecías entre estrellas que iban a parar a mi boca hasta que desaparecías arropándote debajo de mi calor madrugador. Ay amor, tu me dabas las fuerzas para iluminar mis mañanas, me ofrecías noches perfectas con tu cuarto menguante y hoy el mundo esta un poco loco ahí abajo porque no saben donde estamos. Nos hemos bajado en la estación equivocada y tu pretendes que de calor en este verano crudo y yo espero que me ilumines las noches mas oscuras de tu vida.
Fuimos la noche y el día, pero la complicidad hecha cielo. Y ahora los de abajo nos reclaman subiendonos en cuerdas que tiran de nosotros para poder dar un poco de cordura a la cotidianidad de sus días. Habrá que seguir subiendo amor, pero aunque me veas en el cielo azul yo solo sé que 'tu no eres sin mi y yo solo soy contigo', aunque el sol siga brillando como cada día.

Sheila.

1 comentario:

  1. mi cuna,
    mi luna,
    mi vida.

    mi cielo sin estrellas,
    mi mas sincero sinsentido.

    te cuido desde arriba.
    aunque no haya lunas,
    aunque no haya estrellas,
    mi vida.

    arropame y dime que esto es mentira,
    que mañana habrá mas lunas y café caliente,
    arropame y ponme los zapatos,
    tápame la boca,
    llámame suicida.

    vísteme inmóvil,
    tócame como a una niña,
    lléname de estigma.

    tus manos siempre serán
    mi musa,
    y la piel mas bonita
    que ha tocado mi alma.

    ResponderEliminar